Saturday, November 09, 2013

Vedado


Vedado

En la Universidad conocí a una alumna de primer año, Teresa Rodríguez, cuando yo comenzaba el quinto año, que era el ultimo de la carrera. Yo me gradué de Contador Público en 1952. Mi esposa se graduó en 1956. Nos casamos en 1955, y fuimos a vivir al Vedado, en el edificio Altamira, en frente del Hotel Nacional.. Nuestro hijo nació cuando vivíamos en ese apartamento, en la clínica Hijas de Galicia, en Luyanó. Nuestras hijas, gemelas (jimaguas,) nacieron dos años después en Maternidad Privada del Vedado, en la calle 23, cuando vivíamos en un edificio en la calle L entre 17 y 19.

Trabajé en Sabatés (subsidiaria de Procter & Gamble) en las oficinas de 23 entre O y P, La Rampa, Vedado, hasta el año 1958. Era una compañía muy bien organizada y aprendí mucho con ellos, pues trabajé en compras e importaciones, auditoria interna, y finalmente como sub-jefe de créditos y cobros. Además tuve la oportunidad de hacer un trabajo de costos industriales, y cuando viajaba, en labores de créditos y cobros, veía como se desempeñaban los vendedores, y el personal de promociones de ventas.

El contralor de Sabatés, Fritz Garber, estableció el departamento de auditoria interna, y puso a López Neira al frente del mismo. López empleó a otro estudiante de Ciencias Comerciales, Osvaldo Gómez, y a mí, como auditores. Tuvimos la oportunidad de conocer muchos aspectos del negocio a través de las auditorías que realizábamos. También, usando nuestros conocimientos universitarios, desarrollamos un plan anual de auditoria, y escribimos manuales de como realizar esos trabajos. Finalmente, con la participación del personal de otros departamentos, escribimos manuales de diversos aspectos de la operación de la compañía.  Cuando Procter & Gamble se estableció en Venezuela, López fue enviado a organizar las oficinas y llevó esos manuales para ayudar en el desenvolvimiento de las funciones administrativas.

López Neira se convirtió en un gran amigo. El me presentó a Jesús Vázquez Méndez, Contador Público como yo. Jesús tenía una pequeña oficina de auditoria y sistemas de contabilidad. López pensó que podríamos asociarnos cuando la clientela de Jesús creciera.  Así sucedió, y tuvimos una firma de contadores, Vázquez Méndez y Fernández de Armas, donde llegamoa a tener siete empleados a tiempo completo, y hasta otros cuatro auditores a tiempo parcial.

Cuando Fidel Castro confiscó todos los negocios y propiedades, tuvimos que cerrar la firma de contadores públicos. Yo continué por mi cuenta con la agencia de noticias francesa (Agence France Presse.) También tenía un cliente de mejicanos que no había sido confiscado por el gobierno de Cuba, y la Comunidad Hebrea de Cuba en la calle Línea, en el Vedado, y la Sociedad Hebrea Chavet Ahim, entidades a las que se les había permitído seguir funcionando en aquellos tiempos.

Exilio

Mi esposa y yo decidimos irnos de Cuba y obtuvimos las visas de España por ser hijos de españoles. Pero no teníamos los dólares para pagar los pasajes a Madrid. López Neira, que ya había salido y estaba trabajando para Procter & Gamble en Perú, nos llamó por teléfono y me dijo, yo les presto los dólares para los pasajes.

Así salimos de Cuba en 1966 junto a nuestros tres hijos. Yo y mi esposa Teresa trabajamos en Madrid. Tuvimos la satisfacción de devolverle el dinero prestado a López Neira unos 18 meses después de haber llegado a España, donde comenzamos una nueva vida, que nos fué bien, con salud y prosperidad. 

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