Ayer en Luyanó, La Habana, y ahora en Raleigh, Carolina del Norte.
Me crié en Luyanó, La Habana, donde teníamos una mata de
mangos y otra de aguacates en el traspatio de nuestra casa, los que daban
frutas abundantes y muy sabroaas, sin regarlas o darles algún otro cuidado. Mi padre las sembró de
semillas; la mata de mango tomó unos tres años en dar frutas y la de aguacate
siete años. No hay nada como comer mangos y
aguacates acabados de desprender de las ramas de las matas.
Cuando compramos casa en Raleigh , Carolina del Norte, ni pensar en
mangos o aguacates, así que compré y sembré en el traspatio dos manzanares y un
peral. Cuando comenzaron a parir, las frutas eran murruñosas, y no llegaban a
crecer del
todo, porque los pájaros las tiraban al suelo al picotearlas.
Labels: Sentir Cubano
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