En 1971 tuve un viaje de negocios a Standard Eléctrica, en Vicuña McKenna,
en Santiago de Chile. Encontré el ambiente totalmente polarizado.
Nosotros estuvimos en Cuba hasta 1966. Teníamos lo que llamábamos los
"ventiladores giratorios humanos". Se veían dos o tres personas en una
esquina. Una persona antes de decir algo, giraba su cabeza lentamente,
mirando sobre sus hombros, para asegurarse de que no había alguien que lo
pudiera escuchar; antes de contestar, otro, giraba su cabeza a la izquierda
y a la derecha, mas de una vez. No era necesario oirlos, estaban expresando
sus ideas en contra de Castro.
Me alojé en el Sheraton San Cristobal. Un día un empleado me preguntó de
dónde era... le dije, cubano. Me contestó el San Cristobal, el Carreras y
otros hoteles están llenos de cubanos como usted. No me sentí como para decirle que yo era un cubano exiliado.
Con la experiencia de mis años en Cuba, pensé que a Chile le tocaba su turno, aunque había una diferencia en Chile. En Cuba el ejército de Batista fue derrotado y desapareció. En Chile el ejército era un cuerpo profesional y su estructura estaba intacta. Era mi cuarto viaje a Chile y había hecho muchos amigos. Me preocupé pensando en que aquello podía desembocar en una guerra civil.
Yo ruego porque los cubanos, algún día, podamos vivir en convivencia
satisfactoria para todos. Hoy ruego porque los chilenos vivan en condiciones
de convivencia satisfactoria entre todos ellos.