Friday, November 29, 2013

Escapismo.

"La culpa de todo la tiene el totí." Es un viejo refrán; un retrato humorístico y cínico cubano de escapismo, una inclinación a retirarse de realidades desagradables a través de distracción o fantasía.

Sin duda, los "totís" hacen daño, per...o no del todo. Sequías, pobres métodos de la agricultura al estilo Soviético, y controles rígidos del gobierno hacen más daño. Los Castros cruzan sus brazos y escapan de la realidad poniendo la culpa en “el totí,” como cuando usan la excusa de que los problemas de Cuba son el resultado del "bloqueo" por los Estados Unidos, usando esta pantalla de humo para ocultar sus fracasos económicos absolutos. Este escapismo alimenta la retórica anti-imperialista. Echar la culpa al “totí” no resuelve los tres principales problemas de la revolución cubana: desayuno, almuerzo y cena, como se dice en Cuba en tono de broma.

Recuerdo una conversación en 1965 con Ives Daude, jefe de la oficina de la agencia de noticias France Presse (AFP) en la Habana. Yo era contador de la oficina. Ives conocía bien América Latina ya que había sido jefe de AFP en Buenos Aires.

Ives era reservado la mayoría del tiempo, pero en una ocasión me comentó sobre sobre la situación cubana. Hizo una observación profunda: Cuba fue la última colonia en América en lograr la independencia de España a principios del siglo pasado. La colonización española fue altamente burocrática y dejó una profunda influencia en la vida pública en todos los países bajo su dominio. Su huella fue más fresca y vívida en Cuba. Me dijo: poner un sistema burocrático comunista sobre el legado burocrático español sólo puede traer caos en Cuba.

Traducción de párrafos de mi libro. Pulsar www.cubasprimer.com

Fuente: Dibujo de Aristides, publicado en CubaNet Noticias
See More

Labels:

Saturday, November 09, 2013

Vedado


Vedado

En la Universidad conocí a una alumna de primer año, Teresa Rodríguez, cuando yo comenzaba el quinto año, que era el ultimo de la carrera. Yo me gradué de Contador Público en 1952. Mi esposa se graduó en 1956. Nos casamos en 1955, y fuimos a vivir al Vedado, en el edificio Altamira, en frente del Hotel Nacional.. Nuestro hijo nació cuando vivíamos en ese apartamento, en la clínica Hijas de Galicia, en Luyanó. Nuestras hijas, gemelas (jimaguas,) nacieron dos años después en Maternidad Privada del Vedado, en la calle 23, cuando vivíamos en un edificio en la calle L entre 17 y 19.

Trabajé en Sabatés (subsidiaria de Procter & Gamble) en las oficinas de 23 entre O y P, La Rampa, Vedado, hasta el año 1958. Era una compañía muy bien organizada y aprendí mucho con ellos, pues trabajé en compras e importaciones, auditoria interna, y finalmente como sub-jefe de créditos y cobros. Además tuve la oportunidad de hacer un trabajo de costos industriales, y cuando viajaba, en labores de créditos y cobros, veía como se desempeñaban los vendedores, y el personal de promociones de ventas.

El contralor de Sabatés, Fritz Garber, estableció el departamento de auditoria interna, y puso a López Neira al frente del mismo. López empleó a otro estudiante de Ciencias Comerciales, Osvaldo Gómez, y a mí, como auditores. Tuvimos la oportunidad de conocer muchos aspectos del negocio a través de las auditorías que realizábamos. También, usando nuestros conocimientos universitarios, desarrollamos un plan anual de auditoria, y escribimos manuales de como realizar esos trabajos. Finalmente, con la participación del personal de otros departamentos, escribimos manuales de diversos aspectos de la operación de la compañía.  Cuando Procter & Gamble se estableció en Venezuela, López fue enviado a organizar las oficinas y llevó esos manuales para ayudar en el desenvolvimiento de las funciones administrativas.

López Neira se convirtió en un gran amigo. El me presentó a Jesús Vázquez Méndez, Contador Público como yo. Jesús tenía una pequeña oficina de auditoria y sistemas de contabilidad. López pensó que podríamos asociarnos cuando la clientela de Jesús creciera.  Así sucedió, y tuvimos una firma de contadores, Vázquez Méndez y Fernández de Armas, donde llegamoa a tener siete empleados a tiempo completo, y hasta otros cuatro auditores a tiempo parcial.

Cuando Fidel Castro confiscó todos los negocios y propiedades, tuvimos que cerrar la firma de contadores públicos. Yo continué por mi cuenta con la agencia de noticias francesa (Agence France Presse.) También tenía un cliente de mejicanos que no había sido confiscado por el gobierno de Cuba, y la Comunidad Hebrea de Cuba en la calle Línea, en el Vedado, y la Sociedad Hebrea Chavet Ahim, entidades a las que se les había permitído seguir funcionando en aquellos tiempos.

Exilio

Mi esposa y yo decidimos irnos de Cuba y obtuvimos las visas de España por ser hijos de españoles. Pero no teníamos los dólares para pagar los pasajes a Madrid. López Neira, que ya había salido y estaba trabajando para Procter & Gamble en Perú, nos llamó por teléfono y me dijo, yo les presto los dólares para los pasajes.

Así salimos de Cuba en 1966 junto a nuestros tres hijos. Yo y mi esposa Teresa trabajamos en Madrid. Tuvimos la satisfacción de devolverle el dinero prestado a López Neira unos 18 meses después de haber llegado a España, donde comenzamos una nueva vida, que nos fué bien, con salud y prosperidad. 

Luyanó


Childhood is a place as well as a time. May Sarton.
Mi lugar y tiempo en Luyanó

Luyanó fue mi lugar, en el tiempo de mi niñez, adolescencia y comienzos de mis años de adulto.  Yo fuí feliz en Luyanó en todo ese tiempo, excepto por el fallecimiento de mi padre cuando yo tenía nueve años. 

Mi padre vino a Cuba como muchos otros españoles, cuando él tenía menos de veinte años. El nació en Baleira, una aldea en la provincia de Lugo, en Galicia, España. Al llegar a Cuba, lo internaron en Tiscornia, un lugar al borde del Puerto de La Habana, que era donde retenían a personas que llegaban sin documentos legales, y sin tener alguna persona que se hiciera respondable por ellos.

Salió por gestiones de otros gallegos. Comenzó a trabajar dando pico y pala en las reparaciones de vías de ferrocarril. De ahí pasó a trabajar en la construcción: peón, medio cuchara y albañil.  No se cómo, comenzó a hacer trabajos de construcción por su cuenta y desarrolló un negocio de contratista. Los planos se los firmaba el arquitecto Antonio Paz, professor de matemáticas en el Instituto de La Habana. Fué exitoso y fabricó numerosas casas y edificios, muchos de ellos en Luyanó.

Recuerdo historias contadas por mi madre, hija de isleño (Islas Canarias) y cubana. Ella era huérfana de madre y vivía con una tía y una prima en la calle Reglita (una sóla cuadra) en Luyanó. Allí conoció a mi padre y se casaron. Fueron a vivir a una casa arrendada. Tenían de vecinos, al lado, una familia de apellido López, con las que se inició una amistad que mis hermanas  y yo  hemos continuado a través de las hijas, Josefina y Carmita, que viven en Hialeah, Florida.

Vacas gordas

Mi padre hizo buen dinero en la construcción. Construyó una casa de dos planta y otra al lado. Nos mudamos allí; las otras dos casas las arrendaba. Yo nací en la casa de planta baja, Pedro Pernas, 48 (después cambió al número 417.) Recuerdo que un cristal, encima de la puerta de entrada, muestra sus iniciales GF, y el año, 1925.

Pocos años después, mi padre fabricó otras dos casas y dos apartamentos en la Avenida Porvenir. Una de ellas para nosotros, con garage y un cuarto y baño de sirvienta al fondo. Papi compró un auto nuevo marca Marquette, el radio RCA mas grande en el mercado, contrató una sirvienta, Paz (Pacita,) para que ayudara a Mami, y trajo una perra policía, Diana. Mis hermanas iban a una escuela privada de monjas, con servicio de transportación de ida a la escuela y vuelta a la casa. Todo ello mostraba que era rico en aquellos tiempos.

Vacas flacas

Vino la crisis, comenzando en el 1929, y la construcción se contrajo. Nos mudamos de nuevo a Pedro Pernas, 48, para alquilar la casa grande en la Avenida Porvenir. Papí vendió el Marquette, y regaló a Diana; Pacita permaneció con nosotros, como si fuera de la familia, sin sueldo. Mis hermanas fueron enviadas a una escuela privada modesta, cerca de la casa.

Para compensar la baja en los trabajos de construcción, comenzó a contratar “desbarates.” Desbarate era echar abajo una casa vieja, normalmente para construir edificios de apartamentos de dos o tres pisos, o casas de dos plantas. Estableció un pequeño almacen donde guardaba puertas, lavamanos, inodoros y otros artículos de las casas demolidas, para venderlos.

Comunidad de Gallegos

Papi era muy activo en asuntos relacionados a la comunidad de gallegos, contando con una estrecha relación con los directores del Centro Gallego, una organización sin fines de lucro, que por una módica cuota mensual proveía servicios medicos, cirugía y medicinas en La Benéfica. Para mujeres y niños hasta 12 años de edad estaba el hospital Hijas de Galicia, que con el tiempo fabricó un edificio-balneario en la Playa de Marianao. El Centro Gallego de La Habana es un amplio edificio que se usaba para actividades culturales, con fachada ornamentada arquitectónicamente.  Hospitales y edificios similares también fueron fabricados por los asturianos (Centro Asturiano y Clínica Covadonga) y otros grupos regionales españoles.

Los españoles se organizaban en grupos de personas nacidas en las mismas aldeas. Papi fué presidente de Juventud de Baleira por un tiempo. Hubieron discrepancias y un grupo se separó y fundaron la Unión de Baleira; Papi fue su primer presidente.

Como hijo de gallego, recuerdo una tonadilla que cantaban chicos del barrio algunas veces: “viva Cuba, viva España, los gallegos no se bañan.”

Mi padre falleció en el año 1936, a la edad de 44 años. El último edificio que fabricó fue un almacén de productos automotrices en la planta baja, y en los altos, la residencia de Carlos Alonso, que era el dueño de El Relámpago (autos nuevos y de uso, piezas de repuesto y rastro,) que quedaba en frente, en la Calzada de Concha. Mi padre fabricó en esa casa de Carlos Alonso, en el segundo piso, una cancha de "hand-ball," ubicada al fondo de una amplia terraza.